Poema original
Cantarcillo (1941)
Pues andáis en las palmas,
ángeles santos,
¡que se duerme mi Niño,
tened los ramos!
Palmas de Belén,
que mueven airados
los furiosos vientos
que suenan tanto,
no le hagáis ruido,
corred más paso:
¡que se duerme mi Niño,
tened los ramos!
El Niño divino,
que está cansado
de llorar en la tierra,
por su descanso,
sosegar quiere un poco
del tierno llanto:
¡que se duerme mi Niño,
tened los ramos!