Poema original
La zagala alegre (1940)
A una donosa zagala
su vieja madre reñía
cuando pasaba las horas
alegres, entretenidas;
y ella, su amor disculpando,
con elocuencia sencilla,
cantando al son del pandero,
así mil veces decía:
Ahora que soy niña, madre,
ahora que soy niña,
déjeme gozar ahora,
sin que así me riña.
¿Qué mal nos hace Salicio
si cuando pasa me mira
y me tira de la suya
o en el brazo me pellizca?
No piense, madre, que busca
mi deshonra; no lo diga;
mi gusto sólo, y su gusto,
queriéndome así codicia.
Ahora que soy niña, madre,
ahora que soy niña,
déjeme gozar ahora,
sin que así me riña.
Cuando casada me vea,
hecha mujer de familia,
me sobrarán mil cuidados,
me faltará mi alegria.
Por eso quisiera, madre,
pasar alegres los días
que me restan de soltera
en bailes, juegos y risas.
Ahora que soy niña, madre,
ahora que soy niña,
déjeme gozar ahora,
sin que así me riña.