Poema original
Nadie puede ser dichoso (1941)
Nadie puede ser dichoso,
señora, ni desdichado,
sino que os haya mirado.
Porque la gloria de veros
en ese punto de quita
que se piensa mereceros.
Así que, sin conoceros,
nadie puede ser dichoso,
señora, ni desdichado,
sino que os haya mirado.